Reseña: Psycho Goreman (2020)

Una de las cosas que más lamento de la pobre distribución que hubo durante la pandemia es que no tuve la oportunidad de ver en un cine Psycho Goreman (2020), una película realmente inclasificable y probablemente una de las mejores comedias de horror que haya visto en los últimos años. Incluso meterla dentro de este género es atrevido porque en realidad se trata de una mezcla muy extraña de ciencia-ficción, historias de superhéroes, ultra-violencia y sobre todo un envidiable sentido de la sátira y el humor llena de personajes que no aprenden nada al final.

En cuanto al argumento en sí, la cosa va de unos críos que liberan accidentalmente a una maligna criatura de origen extraterrestre que ha permanecido en letargo durante siglos y que se encuentra completamente a su merced gracias a un artefacto que le controla. Lejos de preocuparse por eso, los dos hermanos (especialmente la niña) deciden convertir al monstruo en su compañero de juegos y vengador personal, lo que la criatura considera una insoportable humillación y que coincide justo con el momento en que una raza de invasores alienígenas se enteran de que su antiguo opresor ha sido liberado y viajan a la Tierra para acabar con él y con quien se les atreviese.

Todo este argumento está narrado, eso sí, a través de una violencia exagerada y en ocasiones cruel que recuerda a una hipotética versión de terror de los Power Rangers, con increíbles monstruos de látex y efectos gore a mansalva que se ven suavizados por los chistes y por la entrañable actuación de los niños protagonistas, sobre todo de la niña. Todo esto de la mano del director Steven Kostanski, el mismo de la también muy recomendable The Void (2016), que aquí parece mezclar en un único largometraje todos sus trabajos anteriores, desde las entradas menos serias hasta las del imaginario más pavoroso.

El resultado es algo mágico, hiperviolento y desenfadado, pero lo más curioso es que también es una historia llena de una innegable ternura y sinceridad, aderezada además con unos niños protagonistas que me conquistaron enseguida. El acabado estético resultará familiar a todos los que hayan visto películas pertenecientes a este revival de la estética retro, pero hay mucho más que nostalgia aquí. Lo que hay ante todo es una comedia de horror ingeniosa que domina perfectamente su material y con unos personajes que merecerían tener algún tipo de continuidad. El caso es que me ha encantado y ojalá la hubiese visto en su momento en una pantalla grande donde sin duda se habría lucido mucho más. Maravillosa.

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