Reseña: The Room (2019)

Recuperada como una de las muchas películas que vi durante la pandemia, The Room (2019) es una a la que me acerqué únicamente porque la protagonizaba Olga Kurylenko y ni siquiera contaba con que iba a estar bien. Al final me sorprendió porque con todo y sus limitaciones resulta que supo aprovechar en gran medida una premisa interesante, la enésima variación del cuento La pata de mono y los peligros de obtener lo que deseas.

La mención al cuento de W. W. Jacobs no significa que esté basada en este sino que la historia parte del mismo arquetipo: en la película, un joven matrimonio se muda a una antigua casa en la que descubren una misteriosa habitación oculta en la que en principio no parece haber nada especial pero dentro de la cual cualquier deseo que hagan se hace realidad siempre y cuando se mantengan dentro de los confines de la casa. Este nuevo descubrimiento en principio feliz trastorna sus vidas por completo y los arroja en una espiral peligrosa cuando uno de sus deseos (cuya naturaleza no voy a revelar pero se ve venir desde muy temprano) se sale de control.

Puestos a hablar de la película en sí, el desarrollo del argumento es muy básico y la película es tan sencilla en cuanto a su estética y estructura que por momentos pareciera que estamos viendo el episodio de una serie. También es cierto que una vez que se establece de qué va, prácticamente todos los giros argumentales se pueden preveer con facilidad, pero aún así guarda algunas sorpresas y toca algunos temas en cuanto al vacío generado por obtener todo lo que deseas que la convierten en algo más interesante de lo que parecía al principio. Hay que dejar claro que el 99% de la trama gira en torno a solo tres personajes y por lo tanto no hay muchas oportunidades de ver las terribles consecuencias de esa habitación mágica, pero en ningún momento senti que eso fuese un problema.

Pensé que lo único que la salvaría es mi fascinación por su actriz principal pero lo cierto es que independientemente de eso me pareció muy entretenida y su argumento está lo suficientemente bien construido como para mantenerme interesado hasta el final para ver cómo se resolvería. La escena final parece un poco de coña y la empareja aun más si cabe con la ficción televisiva, pero en general me gustó mucho así que yo digo sí.

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