Hay más de un motivo para celebrar la llegada de una película como Color Out of Space (2019), y el primero de ellos quizá sea el regreso del director Richard Stanley, condenado a un injusto exilio involuntario que duró más de dos décadas tras aquella fallida adaptación de La isla del Dr. Moreau (1996). El otro es que dicho regreso ha traído consigo el estreno de una de las mejores piezas del año y una de las más sólidas adaptaciones que se han hecho de la obra de H.P. Lovecraft, concretamente del relato El color del espacio exterior, y aunque se toma grandes libertades con el texto original, es de las pocas veces que un cineasta ha entendido a cabalidad los puntos principales del horror cósmico y los ha plasmado exitosamente en pantalla.
Es una lástima que me la haya perdido en el momento de su estreno porque pienso que esta es una película que habría disfrutado mucho más si la hubiese visto en una pantalla grande, principalmente por la estética, una realmente espectacular y que pese al evidente bajo presupuesto sabe conseguir ese ambiente de extrañeza que el argumento tiene. Esto es algo que comienza de forma sutil, cuando la caída de un meteorito en el jardín del protagonista precede a una serie de fenómenos ligados todos a un vistoso color magenta que se va a apoderando del ambiente y que se manifiesta en plantas, animales y hasta en el aire. Tal como sucede en muchas de estas entradas de horror sobrenatural que hemos visto en el pasado, esta presencia si bien inquietante no parece en principio malévola, hasta que la infección se sale de control y comienza la verdadera historia de miedo.
Es aquí cuando la película cobra definitivamente otro matiz y se convierte en un desfile de truculencias digno de La cosa (1982), con unos efectos especiales muy por encima de lo que hubiera podido esperar y Cage desatado a nivel de histrionismo. Sin embargo, como sé muy bien que sus decisiones como actor no son del agrado de todo el mundo, debo aclarar que en esta ocasión dicho grado de locura está plenamente justificado porque lo que ocurre en la cinta es realmente demencial y además muy poderoso a nivel de imagen, como demuestra el trágico destino de dos personajes en concreto, en un nivel de atrevimiento por parte de la película que ciertamente no me esperaba ni siquiera en una producción de este tipo.
Así que si bien comienza de forma regular, Color Out of Space muy pronto coge fuelle y se convierte para mí en una de las películas de terror del año y una que definitivamente vale mucho la pena. Richard Stanley, quien muy merecidamente se ha llevado una gran cantidad de elogios allí por donde esta cinta ha pasado, ya ha anunciado que esta es la primera parte de una trilogía de adaptaciones de Lovecraft que continuará con una nueva versión de El horror de Dunwich. No sé si esto llegará a hacerse realidad pero ojalá sea así porque lo cierto es que necesitamos más obras como esta.