Uno de los ejemplos más recientes de cine de terror latinoamericano, La llorona (2019) es una producción franco-guatemalteca que tuvo la suerte de estrenarse más o menos al mismo tiempo que otra versión de la misma leyenda ambientada en el universo de The Conjuring, y que aquí comentábamos en aquel entonces. Digo suerte porque es posible que esta coincidencia haya ayudado a darle cierta notoriedad debido a las comparaciones (casi siempre favorables) entre ambas. Por supuesto se trata de un trabajo muy distinto que maneja otro tipo de terror con comentario social, algo que se ha destacado mucho y que la hace interesante más allá de sus recursos de cine de miedo.
Lejos del drama familiar de su contemporánea, esta película del director Jayro Bustamante utiliza la leyenda de «la llorona» únicamente como el trasfondo para una historia de carácter político en la que un ex-dictador entrado en años y a quien se le viene encima un juicio público por sus crímenes pasados recibe de repente la visita de una joven que se incorpora a su casa como la nueva sirviente, y cuya presencia trae consigo un elemento sobrenatural dispuesto a cobrarse la justa retribución por el pasado. La película, sin embargo, no tiene un único punto de vista sino que tocando uno a uno a los miembros de la familia del dictador que ven como el cerco se va cerrando en torno a ellos a medida que son acosados por las protestas fuera de su casa como por la presencia de una maldición dentro de ella.
De entrada la idea de la que parte esta adaptación me gustó mucho y la forma en que la leyenda es usada para hablar del tema de la memoria histórica y la llegada de una justicia extraterrenal que compensa la impunidad del mundo de los vivos es algo que me pareció muy atractivo. Cosas como esta demuestran que se trata ante todo de una cinta inteligente con un discurso propio, aunque también debo decir que por desgracia gran parte de este discurso se hace a costa de los elementos de terror sobrenatural, que aunque intuídos por el título están totalmente infrautilizados hasta el punto de que pareciera que la película se avergonzara de pertenecer a este género. Esta idea está reforzada por un ritmo muy lento y pausado con unos diálogos y actuaciones que suenan de una forma que imagino es deliberadamente antinatural, como si el guión original hubiese sido en otro idioma y alguien hubiera realizado una traducción al español poco rigurosa. Todos estos detalles hacen de la película un trabajo un tanto tedioso que desaprovecha muchos de sus recursos en un intento de parecer algo más serio.
A pesar de esto es considerablemente superior a su arriba citada homónima de Hollywood, solo hubiese deseado que fuera menos contenida y hubiese abrazado más su esencia de terror, que está allí pero a la que la cinta le pasa por encima en todo momento, con lo que la conexión con «la llorona» es totalmente superflua y podría incluso haber estado ausente del todo. Vale la pena, pero si esperas un trabajo de terror más visceral te vas a llevar una inevitable decepción.