Halloween 3: El día de la bruja (1982) es, a pesar de su condición de una de las secuelas menos populares de la saga iniciada por John Carpenter en 1978, también una de las más conocidas. Para identificarla basta con repetir que es aquella en la que no aparece Michael Myers. A decir verdad, ni siquiera es un slasher, sino una historia completamente distinta con la que Carpenter y su colaboradora Debra Hill planearon dar a la franquicia una nueva dirección tras el aparentemente definitivo final de la película anterior. La idea era elaborar cada año una película con trama y personajes diferentes, con la Noche de Brujas como única relación entre todas ellas.
Fue esta también una producción que pasó por varias manos y reinvenciones antes de ser llevada finalmente a la pantalla: originalmente, este iba a ser un proyecto para el director Joe Dante a partir de un guión firmado por Nigel Kneale, veterano guionista de la saga Quatermass. El guión de Kneale, sin embargo, no fue muy del agrado del productor y mecenas Dino de Laurentiis debido a su general ligereza, por lo que Carpenter y el nuevo director Tommy Lee Wallace lo reescribieron por completo con el objetivo de oscurecer el tono de la película. Cuentan que Kneale, horrorizado al ver los cambios en lo que había concebido originalmente como una cinta de terror familiar con cierto toque de comedia, decidió quitar su nombre de los créditos, pero a pesar de que el tono de la película terminó siendo distinto, su influencia sí permanece de forma bastante marcada.
El resultado final es una curiosa mezcla de miedos infantiles con influencias de la ciencia-ficción de los cincuenta, especialmente de la película La invasión de los ultracuerpos (1956), con la que esta cinta tiene paralelos bastante notables, desde el nombre del pueblo donde transcurre la acción (Santa Mira) hasta peripecias argumentales prácticamente idénticas. La trama gira alrededor de una misteriosa compañía fabricante de máscaras llamada Silver Shamrock, perpetradora de un plan diabólico para la Noche de Brujas basado en tres populares máscaras que representan otras tantas criaturas de Halloween: una bruja, un esqueleto y una calabaza (cuyos colores, verde, blanco y naranja, son también los de la bandera de Irlanda). La investigación sobre las oscuras artes de la compañía por parte del protagonista, un médico metido de repente a detective, se entremezcla con historias de magia negra y cultos paganos dedicados al ritual de Samhain, siendo esta, por cierto, una de las pocas películas en las que dicha palabra se pronuncia correctamente.
Dicho todo esto, la verdad es que se trata de una película bastante buena que, a diferencia de la mayoría de secuelas de la saga de Halloween, ha ganado con el tiempo y los visionados posteriores. Ciertas autoindulgencias de su desarrollo son fácilmente perdonables al ver como Tommy Lee Wallace logra una película con un subtexto bastante oscuro para su época en torno al sacrificio ritual de niños y los orígenes siniestros de la Noche de Brujas. Lo curioso es que, a pesar del cambio radical del argumento, esta entrega guarda coherencia con las dos primeras al seguir tratando el tema de la Máscara como disfraz y a la vez canal de expresión del Mal, retratado de forma pura y desprovisto de toda motivación más allá de sí mismo: los villanos de Halloween 3 nos devuelven la idea de la maldad como fuerza arquetípica teniendo como principal blanco los niños, perpetuadores de la banalización festiva de una noche cuyos orígenes paganos no son precisamente inocentes. Estas son sólo algunas de las muchas ideas interesantes que maneja la película a través de su mezcla entre magia y tecnología (indistinguibles en la mayoría de los casos), y que la colocan por encima del repetitivo esquema de asesinos enmascarados de las secuelas posteriores. Por desgracia, el público no respondió positivamente esta vez, hundiendo la película en la taquilla y ante la crítica. Todo esto obligaría a la saga a volver a darles más de lo mismo, arruinando para siempre el plan original de Carpenter. Sin embargo, siempre estamos a tiempo para devolverla al sitio que se merece. Por eso, cuando este año llegue de nuevo Halloween y empecéis a preparar un maratón de terror, en vez de ver la original por millonésima vez sería bueno dar una oportunidad a esta tercera entrega. No os arrepentiréis.