Reseña: Incantation (2022)

A pesar de una publicidad hiperbólica que la anunciaba como la película más terrorífica de Taiwan (cosa que puede resultar en unas expectativas demasiado altas), lo cierto es que Incantation (2022) es una cinta de lo más eficiente que me sorprendió de forma muy positiva, hasta el punto de convertirse en uno de mis estrenos favoritos de este año que está a punto de acabar. No la había visto desde que se estrenó (este verano en Netflix) y la volví a ver para escribir estas líneas, y esto no ha hecho sino reafirmar mi muy favorable impresión inicial.

Todo esto incluso teniendo en cuenta su escasa originalidad, ya que la película usa su formato de metraje hallado para contar una historia que hemos visto muchas veces: los intentos desesperados de una mujer por levantar la maldición que ha caído sobre su hija pequeña, y la carrera contra el tiempo para lograrlo. Todo esto mezclado con historias de cultos secretos, espíritus malévolos y una gran cantidad de sustos muy logrados que incluso se permiten ciertos juegos formales curiosos, como por ejemplo los momentos en que el público mismo es llamado en cierta forma a participar del juego que la historia plantea, lo más cercano a un rompimiento efectivo de la cuarta pared que he visto en una película de terror moderna. También hay un énfasis en la mitología y creencias religiosas de la cultura en la que se basa, la cual independientemente de lo auténtico de su representación la emparenta con otros ejemplos más «serios» como las ya comentadas aquí como la coreana The Wailing (2016) o la tailandesa The Medium (2021).

Lo bueno es que la trama es no solo una excusa para las escenas de miedo sino que también es genuinamente interesante y muy ambiciosa, y además el hecho de que esté narrada en desorden temporal la hace más llevadera y menos monótona de lo que suelen ser este tipo de trabajos de found footage, que casi siempre se caracterizan por un inicio aburrido, cosa que aquí no ocurre. De todas formas sí que mejora a medida que avanza el metraje, sobre todo la última media hora me pareció fantástica y muy memorable al abrazar por completo su trama de terror con unas imágenes finales dignas de elogio.

Me ha gustado mucho y hay altas probabilidades de que esté en mi podio personal de este año. De hecho, casi me atrevería a decir que es de las mejores películas de este tipo que he visto en los últimos años y una de las pocas que consigue medirse de tú a tú con los ejemplos más conocidos de esa fiebre por el terror asiático que nos invadió hace dos décadas. El hecho de que esté ampliamente disponible en streaming en todo el mundo es otra razón para recomendarla con toda confianza.

Reseña: Deadstream (2022)

Hoy es Halloween y si vais a ver una película de terror, me parece que Deadstream (2022) es la opción ideal. Confieso que al principio estuve un poco reacio a verla cuando me enteré de que no solo era un found footage sino también una comedia, pero lo cierto es que estaba muy equivocado. Como comedia es una auténtica gozada pero también es, para mí al menos, una de las películas de terror del año. Parte del motivo se debe a que consigue un equilibro comparable (como han dicho muchos ya) a lo que hizo en su momento Sam Raimi con Evil Dead 2 (1987), una más que evidente influencia a la que referencia en más de una ocasión.

Si la recomendaba para una sesión de Noche de Brujas es porque dicha ambientación ya se hace patente desde la premisa, en la que un youtuber caído en desgracia emplea como último recurso para reconquistar su popularidad una sesión de streaming en la que se compromete a pasar la noche completamente solo en una auténtica casa embrujada, cosa que por supuesto demostrará ser un grave error cuando descubra que aquello que él mismo consideraba solo un juego más termine siendo una experiencia real de encuentro con lo sobrenatural.

La premisa no es original ni siquiera dentro del subgénero de metraje hallado; en esta misma página ya hemos hablado de películas como Grave Encounters (2011) y Gonjiam: Haunted Asylum (2018), dos cintas que tienen prácticamente la misma premisa. Lo que diferencia a Deadstream de estas dos, aparte de su estética y factura claramente indie, es su tono de confesa comedia de horror y su mucho más realista y trabajada recreación del mundo de la celebridad virtual, con sus lugares comunes, su estética exagerada e incluso recursos visuales como el chat en constante actualización. Esto es algo que considero importante destacar porque si en algo brilla la película es precisamente en la forma tan ingeniosa en la que aprovecha el recurso de las múltiples cámaras y el punto de vista en primera persona, algo que muchas otras cintas descuidan pero aquí está maravillosamente bien empleado.

Y por supuesto, gran parte del éxito de la propuesta tiene que ver con la gran actuación de su protagonista, Joseph Winter, quien también es uno de los directores y clava su personaje desde el minuto uno, lo cual es toda una faena teniendo en cuenta que aparece en el casi cien por cien del metraje y aún consigue sostener la película sobre sus hombros. En serio, buscadla porque es muy divertida, está maravillosamente hecha y como espectador te atrapa y no te suelta, cosa que no siempre se puede decir de este formato. Arriba la comparaba con Evil Dead 2 y honestamente creo que podría perfectamente llegar a tener un nivel de culto similar si no fuera porque la avalancha constante de títulos que tenemos hoy en día hace que dicho nivel de éxito sea en la actualidad algo imposible.