Me sorprende sobremanera que Adam Green haya decidido titular esta cuarta entrega de su saga Hatchet como Victor Crowley (2017). Me sorprende porque a pesar de que es habitual que las sagas longevas abandonen su numeral luego de una tercera parte, esta película (rodada en secreto y estrenada por sorpresa sin ningún tipo de publicidad previa) no parece tener ningún tipo de vergüenza en su condición de secuela alimenticia sino que por el contrario parece una cinta hecha exclusivamente para los fans no sólo de Hatchet (2006) sino del slasher festivo en general. Es sin duda alguna la entrega más inclinada a la comedia, pero por desgracia es también la que tiene el guión más pobre y la que revela que esta fue una saga que debió haberse limitado a su primera película ya que nunca ha conseguido repetir el entusiasmo que esta generó.
Tan claro está que esto no se trata de ningún reboot, que la película incluso parte de una muy obvia referencia a su legado anterior, esta vez contando como protagonista con el actor Parry Shen (quien ha interpretado tres personajes distintos a lo largo de la saga) que se ha convertido en un autor best seller gracias al relato de supervivencia contra el monstruo y que por una fatídica casualidad termina de nuevo en el pantano siendo acosado por Crowley. El protagonismo de Shen es algo que hay que tomar, eso sí, con pinzas, ya que esta es ante todo una cinta coral en la que ningún personaje destaca realmente y en la que el argumento es un disparate de principio a fin, más aún que en cualquiera de las otras entregas, las cuales al menos tenían una premisa definida en la que la amenaza de Victor Crowley tenía algo de lógica.
En esta cuarta entrega no ocurre nada de eso; por el contrario, la reunión de todos los personajes en el pantano se da prácticamente por casualidad tras estrellarse el avión del grupo en plena ciénaga y verse enfrentados a Victor Crowley que espera por ellos fuera del fuselaje que poco a poco se va hundiendo. La consecuencia de esto es que gran parte del metraje se desarrolla dentro de la cabina del avión, algo que no hace sino evidenciar el abandono del pantano como ambientación. Pero es que encima dicha localización no está para nada aprovechada ya que ciertas salidas argumentales como un personaje ahogándose no llevan finalmente a nada y parecen estar metidas allí simplemente porque sí. Es un guión que también parece improvisado en gran medida, con chistes y momentos de humor que se extienden demasiado y sobre todo con una muy escasa participación del personaje de Crowley, que a pesar de que mantiene intacta su brutalidad y nos entrega algunas escenas de muerte destacables, aparece menos que en las otras películas y se siente mucho menos inspirado, con todo y lo admirable que resulta Kane Hodder haciendo el papel con más de sesenta años a cuestas.
Poco interesante, repetitiva y sobre todo sumamente barata y vulgar, Victor Crowley es una película que dilapida gran parte de lo que hacía especial a la original, y más allá del hecho de que este es un tipo de cine que hoy en día no parece tener tan buena acogida, me parece que no le hace justicia ni a sus principales influencias ni tampoco a los picos de disfrute que consiguió en entregas anteriores. Honestamente no creo que esto tenga continuidad pese a que la película incluye una escena post-créditos que afirma lo contrario. También es cierto que esperaba que la tercera fuese la última, así que podría estar equivocado.