
Cerrando ya este muy postergado especial de reseñas octocentenarias, qué mejor oportunidad para soltar unas cuantas líneas sobre It: Chapter 2 (2019), segunda parte del binomio de adaptaciones de It y una de las tres (¡tres!) adaptaciones importantes que tiene pautadas Stephen King para este 2019. De esta forma, tras la ya reseñada Cementerio de animales (2019) y antes del estreno de Doctor Sueño (2019) el próximo mes de noviembre, esta segunda parte de la historia de Pennywise el payaso viene a cerrar la que probablemente sea la más ambiciosa película jamás hecha basada en la obra de King, al menos dentro del terror mainstream. Ha sido también, para mí al menos, una ligera decepción, y aunque la he disfrutado y tiene sin duda alguna innegables aciertos, no puedo dejar de pensar que me pareció seriamente menos aterradora que la primera parte y muchas de sus decisiones en cuanto a argumento y tono me parecieron cuanto menos insólitas e inexplicables. Intentaré explicarlo lo mejor que pueda.
Una cosa que me sorprendió de manera muy grata es que, a diferencia de aquella miniserie de 1990, esta versión de It se ha preocupado por hacer de sus dos entregas cinematográficas películas más o menos independientes, ya que la primera parte quedaba más o menos cerrada y perfectamente podría servir de agridulce final de la historia. En ese sentido, esta segunda parte es una secuela en toda regla, con el Club de los Perdedores regresando a Derry 27 años después para enfrentarse nuevamente a Pennywise y a sus propios demonios internos. Esta vez, sin embargo, están preparados, ya que uno de ellos, Mike, se ha quedado en Derry estas tres décadas recopilando historias acerca del ente detrás del payaso asesino y buscando la forma de destruirlo de una vez por todas. Agradezco que los responsables hayan decidido devolver a Mike su carácter de historiador aficionado, cosa que me extrañó ya que precisamente eso fue algo que se le arrebató en la primera parte.
Pero a pesar de esto que acabo de comentar, la película no está hecha exclusivamente desde la perspectiva de los adultos; por el contrario hay numerosos flashbacks de los mismos personajes como niños, escenas que por algún motivo no fueron incluidas en la primera película y que convierten esta entrega en una odisea de casi tres horas (creo que es una de las películas de terror más largas que he visto en mi vida) con una estructura bastante repetitiva: cada uno de los miembros del Club de los Perdedores tiene su propio encuentro con su pasado y por supuesto su propia escena con Pennywise. Sin embargo, una cosa que me llamó la atención es que incluso estas escenas están rodadas de una forma que resulta menos aterradora que la primera parte, y si bien los personajes son adultos, el horror sigue siendo en gran medida infantil y, salvo una escena del principio de la película, muy poco «serio», algo que definitivamente no me esperaba y que hizo de la cinta algo mucho más ligero de lo que había esperado, incluso para una producción comercial como esta.

A decir verdad, este cambio de tono con respecto a la primera parte puede que sea mi principal problema con esta secuela, ya que la cantidad de humor que han metido en prácticamente todo el metraje es demencial: prácticamente todas las escenas de terror tarde o temprano son desinfladas mediante un chiste, casi siempre proveniente del dúo de personajes interpretados por Bill Hader y James Ransone, que terminan convirtiéndose en los personajes mejor interpretados y en los protagonistas por defecto ya que todos los demás están sumamente desaprovechados y resultan bastante olvidables a pesar de contar con un elenco muy sólido.
Con todo y esto, hay definitivamente aciertos: uno de los más evidentes ha sido el de adaptación de la novela original de King y sus mayores derroteros fantásticos que quizás no hubiesen tenido cabida en una película de este calibre. Por el contrario el guión simplifica en gran medida tanto la mitología de Derry como la historia del propio Pennywise y deja varios aspectos de esta abiertos a la interpretación, por mucho que nos regale esa confrontación final con monstruo gigante incluido. Eso y un desenlace poderoso y emotivo que sabe tocar las teclas correctas y dar el cierre apropiado a una historia que se siente como algo familiar.
Esto último es algo que me parece clave porque lo cierto es que, posiblemente, las carencias como película de It: Chapter 2 tengan que ver con los cambios en la manera de consumir ficción por parte del público actual. Esta es una película que, al igual que la novela en que se basa, tiene un trasfondo argumental enorme, muchas subtramas que aprovechar y muchos personajes en los que hubiese sido interesante profundizar un poco. Todo esto me hace pensar que hubiese funcionado mil veces mejor como una serie de diez episodios que hubiese hecho justicia no sólo a la novela sino a sus propias posibilidades como historia de horror y relato de crecimiento. Tal como está me ha parecido entretenida y con un nivel de producción definitivamente superior al promedio de adaptaciones de King, pero también me parece una película intrascendente y muy por debajo de la buena impresión que causó en mí la primera parte. Y aún así, con todo y eso, forma parte de una dupla a la que habrá que volver y que espero que sea sólo el principio de un renacer de la obra de King en los cines. En eso sí que salimos ganando.
