Reseña: Skinamarink (2022)

A mi juicio perjudicada por un hype desproporcionado, Skinamarink (2022) es sin embargo uno de los estrenos recientes más interesantes del panorama de terror debido a la curiosa forma en que muestra su (mínimo) argumento. Es también la sublimación de un tipo de horror cada vez más habitual y centrado lejos de los artificios convencionales y más en la transmisión de una narrativa críptica pero visceral con influencias muy marcadas: el creepypasta, el cine de metraje hallado y el la paradoja del miedo causado por los espacios familiares. Más que película de horror parece una instalación de arte que habla al espectador remitiéndole a un miedo infantil muy básico hecho a través de una propuesta quizá muy radical para los elogios tan grandes que ha tenido.

Dos niños despiertan en mitad de la noche y se dan cuenta de que sus padres han desaparecido, al igual que todas las ventanas de su casa, convirtiendo la vivienda en un conjunto de pasillos iluminados apenas por la luz parpadeante de un televisor y habitados por una extraña voz que les susurra desde las sombras. Esta sinopsis es en gran parte una interpretación porque la trama no sigue lo que se dice una estructura convencional; por el contrario estamos hablando de más de hora y media de pura atmósfera que transcurre en una sucesión de planos (casi todos estáticos) en baja resolución, con poca luz y con encuadres inusuales que, junto a los extraños sonidos y los escasos diálogos, hacen que la casi totalidad de sus horrores ocurran solo en la mente del espectador.

Como propuesta y experiencia de inmersión sensorial, Skinamarink es un trabajo sin duda fascinante que hace que te termines replanteando muchos de los aspectos que buscas en una película de terror. Sin embargo, me pareció también algo excesivo que requiere un esfuerzo quizá demasiado grande por parte del espectador para conectar con algo que tal vez tendría que haber sido un corto. No exagero si digo que se hace absolutamente necesario empatizar con la parte visceral de lo que cuenta para poder apreciarla, pero incluso esta sensación es algo que se puede desvanecer fácilmente en un metraje tan largo como este, sobre todo si terminas viéndola en casa.

Esto último lo digo porque no creo que sea casualidad el que los mayores elogios que ha recibido la cinta hayan venido de quienes tuvieron la oportunidad de verla en un ambiente controlado y libre de distracciones como es una sala de cine. En ese sentido, lo que personalmente encuentro más valioso es el hecho de que una película así haya podido estrenarse de forma comercial y haya armado tal revuelo hasta el punto de haber sido apoyada por varios servicios de streaming luego de su paso por festivales. De todas formas como propuesta me sigue pareciendo algo hermética, aunque me ha servido para conocer y explorar el concepto de terror analógico, algo que confieso desconocía hasta ahora.

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Reseña: Knock at the Cabin (2023)

Lo último de M. Night Shyamalan y, a juzgar por las reseñas que he leído, una de sus mejores aunque personalmente no me impresionó mucho. No he leído la novela en la que se basa así que no puedo hablar de sus virtudes como adaptación pero es cierto que estéticamente es una belleza y a nivel cinematográfico se nota que está hecha por alguien que sabe lo que hace y lo que quiere contar. También es por encima de todo una extraña mezcla de invasión domiciliaria y terror apocalíptico que, a diferencia de la mayor parte de la obra de su director, no guarda ninguna revelación sorpresa al final pero sí mantiene muchas de sus constantes estéticas y sobre todo temáticas, así que si eres seguidor del cine de M. Night es muy probable que la termines disfrutando mucho.

Como decía arriba, Knock at the Cabin (2023) está basada en la novela La cabaña del fin del mundo, de Paul Tremblay, y tengo entendido que toda la primera parte es muy fiel al texto original: una pareja en una cabaña del bosque con su pequeña hija recibe la inesperada visita de un cuarteto de desconocidos armados y muy peligrosos que han venido a asegurarse de que los ocupantes de la casa tomen una muy dura decisión que será necesaria para salvar al mundo. Los elementos de horror vienen no solo de la inquietante figura de los desconocidos sino de lo extraño de la situación y la duda acerca de si (quizá) lo que ellos vaticinan sea más que simplemente un delirio.

Paso de puntillas por la premisa para no destripar elementos de la trama aunque la verdad es que la historia es muy sencilla y lineal, con lo que el principal disfrute viene del ambiente de tensión que logran la estética y sus excelentes actuaciones (muy bueno Dave Bautista, a quien espero le sigan cayendo trabajos interesantes). Asimismo es curioso que pese a no ser una obra original la trama calza a la perfección con los temas habiutuales de Shyamalan y su creencia en lo trascendental. Tiene también a su favor ciertas decisiones argumentales como, por ejemplo, el hacer de los protagonistas una pareja gay, lo que añade una capa politica adicional a la situación de asedio que viven y justifica aún más la reacción de los personajes. Sin embargo, también es cierto que el juego que la trama plantea y las lecturas de su componente sobrenatural son cosas que he visto ya con anterioridad y de forma mucho más interesante, en por ejemplo, la cinta de Bill Paxton Frailty (2001), a la que me recordó en ocasiones. También me parece que se descalabra un poco cuando la historia sale de los confines de la casa, especialmente en los muy cutres momentos que tienen lugar en la emisión del telediario al que los personajes vuelven con cierta regularidad. Y sobre todo, me parece que la historia es demasiado literal y se habría beneficiado de algo más de ambigüedad en cuanto a lo que estaba realmente pasando. De nuevo, no sé si la novela es así porque no la he leído.

Una cosa que sí tengo que decir es que en el tiempo entre que vi la película y escribí estas líneas me contaron el final de la novela, que es mucho mejor y también plantea preguntas más interesantes. De hecho, confieso que desde que supe cual era el final original mi apreciación por la cinta bajó un poco y su mensaje me parece por lo menos un tanto cuestionable, aunque esto puede que sea solo una apreciación mía que nadie más tiene por qué compartir. Aún asi me gustó y pienso que tiene muchos puntos rescatables, entre ellos el ya conocido talento de M. Night para sacar actuaciones memorables incluso de un elenco del que no te lo esperas. Quizás es que iba con las expectativas demasiado altas.

Reseña: Await Further Instructions (2018)

Siguiendo con el especial de Navidad llega esta pequeña muestra que de terror/sci-fi decembrino que pasó completamente por debajo de mi radar, cosa imperdonable porque contiene muchas de las cosas que me gustan de este tipo de historias. La británica Await Further Instructions (2018) fue además una película tristemente adelantada a su tiempo porque si bien las teclas que toca son cosas que siempre han estado en el imaginario colectivo, no sería sino hasta un par de años después cuando se volverían temas relevantes a nivel de actualidad, y probablemente habría sido vista de una manera muy distinta.

Esto queda claro ya desde el momento en que conocemos la premisa principal: en el día de Navidad, una familia disfuncional queda atrapada dentro de su casa por una misteriosa barrera física que bloquea todas las puertas y ventanas, y su única fuente de comunicación con el exterior son los mensajes que aparecen regularmente en la pantalla de su televisor. Nadie sabe exactamente qué es lo que ha pasado, la naturaleza de la barrera o quien está dando las órdenes, y el encierro poco a poco comienza a hacer más difícil la convivencia de un grupo que ya pasaba por tensiones y rencillas que van escalando a medida que la situación se prolonga.

La idea, como decía, es muy atractiva en sí misma y la naturaleza claramente fantástica de la historia le permite mantenerse en un ambiente de irrealidad y alegoría muy poco sutil. Pero a pesar de que varios de los giros argumentales son predecibles, el ambiente de paranoia y conflicto la hace muy apropiada como historia de terror de Navidad y la convierte en una versión extrema de la ya conocida visión de las fiestas como fuente de conflictos con la familia, algo que la película explota sobre todo resaltando las diferencias de clase entre sus miembros. Todo esto, ojo, en una cinta del 2018 que transmite una vibra muy distinta en un mundo post-Brexit y post-pandemia, no solo mediante su discurso de paranoia y desconfianza resuenan de forma distinta sino también por las reacciones de cada miembro de la familia plegándose por completo a la autoridad. Estas ideas fueron precisamente lo que me gustó más y lo que considero da pie a una discusión más interesante incluso de lo que sus creadores habían imaginado.

Digo esto porque estoy seguro de que en su momento esta película fue producida como un divertimento más al que mucha gente comparó de forma obvia con la serie Black Mirror (quizá por el hecho de ser británica), un simil que no me parece del todo acertado porque el enfoque no está puesto en la tecnología como antagonista sino en las propias limitaciones del ser humano y como este tiende muchas veces a abrazar la autoridad en medio de una situación límite. Por este motivo terminé pensando en cómo hubiese sido recibida hoy en día, lo que hace que merezca ser rescatada.

Reseña: Books of Blood (2020)

Para nadie es un secreto que la antolog´ía Los libros de sangre de Clive Barker es una pieza fundamental del terror literario de los años ochenta y una obra que impulsó la carrera de su autor como pocas cosas. Aquí en este blog ya hemos hablado de varias películas que se han hecho basadas en algunos de sus relatos, como Candyman (1992), The Midnight Meat Train (2008) y, por supuesto, Book of Blood (2009), clara antecesora de esta de la que hablamos hoy. Varios años después tenemos un nuevo intento de llevar a la pantalla estas historias en la forma de una cinta de antología concebida originalmente como una serie de televisión, como revela la presencia como productores de Seth McFarlane y Brannon Braga, quien además hace de director.

La fidelidad a la obra de Barker es sin embargo algo que hay que tomar con pinzas porque de las tres historias que componen Books of Blood (2020) dos se toman amplias libertades a la hora de adaptar el texto, mientras que la otra es una historia original escrita especialmente para la película. Esta historia propia, que habla acerca de una chica con problemas mentales (además de un caso agudo de misofonía) que escapa de casa y se aloja en una pensión donde algo siniestro está ocurriendo, me pareció de lejos la mejor de las tres y a pesar de que no está basada en la obra de Barker sí que toca muchos de los temas que le obsesionan como autor, incluyendo un toque de horror corporal muy en la onda de varios de sus trabajos.

En realidad debo decir que las otras dos historias también me gustaron mucho y me parecieron adaptaciones muy dignas que ganan gracias a la voluntad de enlazar los tres relatos de forma ingeniosa y hacer que la película salte de uno a otro en lugar de dividirla en segmentos autoconclusivos. Sí creo que se queda un poco a medio camino en cuanto a la crudeza y perversidad de la obra de Barker y probablemente habría funcionado mejor con un formato episódico en una serie de televisión, pero maneja buenas ideas y sabe explotar su temática e imaginario de terror de forma eficaz incluso dentro de las limitaciones de lo televisivo. Esto último es algo que no me sorprende porque es algo que Braga ya ha logrado en otras ocasiones con su trabajo en series como Salem.

Books of Blood no es ninguna obra maestra ni tampoco creo que sea la adaptación definitiva de Clive Barker, pero me ha parecido más que eficaz y si sirve para revivir el interés por este autor más allá de las distintas secuelas y remakes de Hellraiser (1987) yo me doy por satisfecho. Es una lástima que haya sido destinada a plataformas de streaming debido a motivos corporativos (la película fue la víctima de la disolución de Touchstone Television y su fusión con el resto del organigrama de la Fox antes de su venta a Disney) pero el resultado es mucho más de lo que hubiese esperado en primer lugar.

Reseña: Censor (2021)

Debut de la directora galesa Prano Bailey-Bond, Censor (2021) fue una de las películas que lamenté haberme perdido el año pasado ya que cosechó opiniones muy positivas entre gente de cuyo criterio me fío. Finalmente he podido pillarla esta temporada y debo decir que me ha sorprendido gratamente a pesar de que es mucho más sencilla de lo que esperaba. Es decir, no es un trabajo muy cerebral sino por el contrario una película de terror muy básica con recursos muy elementales que sin embargo me conquistó por la ambientación y la temática que toca, y si quien lee esto es alguien interesado en el lado histórico del terror de bajo presupuesto y circulación semiclandestina, creo que le ocurrirá lo mismo que a mí.

Ambientada en el Londres de los años ochenta, en pleno pánico moral de las video-nasties, la trama va sobre una mujer que trabaja como censora de películas que se topa de repente con una película de terror de bajo presupuesto en la que cree haber visto a su hermana desaparecida muchos años atrás y cuya pérdida se niega a aceptar. Frustrada al ver como nadie le cree, emprende ella misma una búsqueda de los responsables de la película y del misterioso director, adentrándose en el poco glamuroso mundo del cine de explotación sórdido y de dudosa legalidad, al tiempo que su propia psique comienza a desmoronarse.

Esta trama que acabo de describir sería interesante ya solo por el elemento de investigación, como si fuera una versión más o menos encubierta de cintas como Hardcore (1979), Tesis (1996) u 8MM (1999). Sin embargo, el ángulo psicológico y la progresiva degeneración mental de la protagonista le dan un toque especial que se manifiesta no solo a través de la excelente actuación de su protagonista, Miamh Algar, sino también a través de recursos estéticos que le dan una atmósfera única y muy efectiva. Aparte hay algo que tengo que reconocerle a la película y es la manera tan eficaz en que retrata la miseria moral de la era Thatcher y el neo-conservadurismo duro, cuyo contraste con la sordidez del ambiente en el que se mueve la protagonista es al menos la mitad del terror.

Por supuesto, el ángulo psicológico y la atmósfera de irrealidad que desprende toda la parte estética tienen la consecuencia que la película se hace muy predecible y todos los giros narrativos que da se ven venir precisamente debido a la debacle mental de la protagonista, que nunca claro si se debe al trauma por la pérdida de su hermana o es por el contrario influencia de su sobrexposición a la violencia de las películas que revisa. Pero esto al final es una queja menor porque es sin duda una muy buena película y un debut envidiable para su directora.

Reseña: Smile (2022)

Desde aquellos primeros trailers hace ya algún tiempo, todo apunta a que Smile (2022) va a terminar siendo uno de los estrenos más exitosos en el panorama de terror de un año que ya de por sí ha contado con varios trabajos importantes. Entré a ella con expectativas altas debido a toda la buena prensa que ha tenido, y siendo sinceros se trata de una película de terror sorprendentemente eficiente que ha sabido seducir al espectador gracias en parte a una muy ingeniosa campaña publicitaria. Aunque no me ha parecido ni de lejos la obra maestra que muchos han comentado, sí que es una muy buena obra que destaca sobre todo en el panorama del cine de terror comercial en el que se mueve.

En caso de que no hayáis leído de qué se trata, Smile va acerca de una joven psicológa que contempla como una de sus pacientes se suicida de manera espantosa delante de ella y, en los días siguientes, comienza poco a poco a sufrir de las mismas alucinaciones que esta aseguraba haber tenido, en la que su sentido de la realidad comenzó a desmoronarse acompañado de visiones de gente sonriendo de manera siniestra. Todo esto la empuja a una desesperada investigación para descubrir el origen de este mal antes de que ella sufra el mismo destino.

Tanto el tema de la maldición viral como la estructura de carrera contra el tiempo, así como el énfasis en el imaginario surrealista por encima del argumento le han valido a la película las inevitables comparaciones con varias de las obras del terror asiático y sus remakes americanos de hace dos décadas, especialmente The Ring (2002), de la que se fusila directamente un susto específico (si has visto la película de Gore Verbinski sabrás exactamente cuál es), y siendo sinceros no es la única cinta de terror reciente a la que se referencia. De hecho, el director y guionista Parker Finn parece echar mano de la bolsa de trucos de gran parte del horror de este siglo, pero lo hce de una manera eficaz y sin renunciar a tener una personalidad propia en la estética y ciertos juegos de cámara destinados a desorientar al espectador y hacer de esta una experiencia muy visceral que funciona incluso en sus momentos menos destacables.

Por supuesto tiene sus problemas, ya que no estamos lo que se dice ante una película particularmente inteligente: aparte de su evidente deuda con otros trabajos, la trama es muy predecible, la actuación de la protagonista es a veces un poco lamentable y (esto sí que me pareció raro) por lo visto no todos los actores saben sonreír de manera siniestra a pesar de que se supone que es parte esencial de la premisa. También he leído algunas críticas quizá demasiado entusiastas que han querido ver en la película un discurso sobre el trauma como fuente del horror. Honestamente creo que esto es solo una excusa porque de lo contrario entonces el tema de la enfermedad mental y el traume están tratados de una forma muy superficial, pesimista y amarillista. De todas formas me lo he pasado muy bien y es una película que tiene todos los ingredientes para convertirse en un éxito, como efectivamente está pasando. Ojalá el cine de terror mainstream tuviera más a menudo este nivel de calidad.

Reseña: Watcher (2022)

Desde que vi It Follows (2014) intento ver cualquier cosa en la que salga la actriz Maika Monroe, y es curioso que traiga a colación precisamente esta película ya que Watcher (2022) parte de una sensación de paranoia muy similar que pone el foco en la protagonista y en cómo esta se siente perseguida constantemente por una amenaza que no logra identificar. Por supuesto, aquella era más una película de terror y esta en cambio es un thriller anclado en la realidad, particularmente la realidad de las mujeres y el temor que sienten hacia los hombres desconocidos, un tema que no siempre es tratado de la mejor manera.

Esta película vendría a ser un caso especialmente efectivo ya que la premisa está bien planteada desde el principio: la protagonista es una joven aspirante a actriz que abandona sus propios proyectos de vida y su autonomía para mudarse junto a su marido a Bucarest, una ciudad extraña y poco receptiva a la que no solo le cuesta mucho adaptarse sino en la que comienza a obsesionarse con la idea de que uno de sus vecinos la espía desde su ventana y la sigue por las calles. Por supuesto, siendo una cinta de este género, los intentos por parte de ella de mostrar a los demás el motivo de su temor son recibidos con escepticismo por parte de su marido y las autoridades, hasta el punto en que ella misma comienza a cuestionarse su salud mental.

Esta idea de situar la trama en una ciudad extraña con barrera idiomática incluida está muy bien porque resalata el concepto principal del argumento de una forma fácil de entender y consigue que nos pongamos como espectadores en la piel del personaje más allá incluso de cuestiones de género, porque lo cierto es que ese miedo de las mujeres hacia los hombres es algo con frecuencia ninguneado a pesar de que es una actitud habitual. Pero considerenciones sociológicas aparte, la verdad es que como película es muy tensa y visceral con una atmósfera increíblemene opresiva a pesar de lo básico de sus recursos y de que prácticamente no hay sorpresas, principalmente porque no hay muchas salidas posibles a la trama y al misterio que plantea.

Es precisamente esa tranquilidad de estar andando sobre terreno conocido lo que permite que haya escenas muy contundentes, sobre todo cerca del final. Me gustó especialmente el plano final, que podría perfectamente haber acabado con la frase que todo el público tenía en mente cuando dicho momento llegó. Insisto, todo se ve venir desde muy lejos, pero vale muchísimo la pena.

Reseña: The Forever Purge (2021)

En retrospectiva me parece algo increíble, pero lo cierto es que de todas las películas de la saga de The Purge la única que no me gustó fue la primera; todas las demás, contra todo pronóstico, han sabido sacar algo interesante de la premisa original. La más reciente, The Forever Purge (2021), no es la excepción. Esto tiene un mérito adicional si tenemos en cuenta que mis expectativas estaban muy bajas porque no creía que una secuela pudiera seguir estirando el argumento más allá de lo mostrado en The Purge: Election Year (2016), que tenía toda la pinta de un cierre definitivo.

Resulta que estaba muy equivocado porque tras lo que en principio parece una muy acomodaticia vuelta al status quo de la saga con el regreso de los villanos al poder, esta quinta entrega logra volver a sacar un escenario novedoso de su argumento central, cambiando su escenario urbano por el de la frontera mexicana y el choque cultural entre los ciudadanos estadounidenses y las masas de inmigrantes que por supuesto se convierten en el blanco predilecto de aquellos que participan en la purga. Lo novedoso además está en el hecho de que esta vez el conflicto se desencadena cuando una insurrección de extrema derecha decreta que la Purga no tendrá fin hasta «limpiar» el país de aquellos elementos que consideran indeseables, por supuesto desenadenando el caos generalizado.

Esta premisa resulta mucho más interesante de lo que parece en un principio no solo por poner el foco esta vez en el trato a los inmigrantes y al «otro» (resaltando así los claros orígenes racistas de la Purga) sino que también presenta un contundente discurso sobre el más que claro futuro mestizo de la nación americana, así como también sobre la propia decadencia e hipotética caída de los Estados Unidos como país. Todo esto en una saga comercial de Blumhouse, explorando así una perspectiva si se quiere arriesgada incluso para los estándares de una saga no demasiado optimista de por sí.

Ahora, es cierto que la mayor parte de estas ideas que destaco son cosas que se quedan en el subtexto y que, como todas las entregas anteriores, la trama no tarda en rendirse a un esquema repetitivo de película de acción, pero me sigue pareciendo una gran proeza. Por lo visto ha sido un éxito y habrá una nueva entrega que (supuestamente) contará con el regreso de Frank Grillo en el elenco. Si es así, la veré seguro. Desde aquí también quiero recomendar una vez más que vean la serie de televisión, que está muy bien y consigue asimismo sacar ángulos novedosos a una historia que se suponía no daba más de sí.

Reseña: Body Bags (1993)

Revisitada después de mucho tiempo (aunque guardaba un buen recuerdo de ella), Body Bags (1993) es una simpática película de antología de terror de principios de los noventa muy conocida pero que no suele nombrarse mucho a la hora de hablar de las más sobresalientes de dicha década. Como suele ocurrir en varios de estos trabajos, su fama y difusión vino sobre todo gracias a su presencia en formato doméstico, ya que originalmente fue concebida como el piloto de una serie para la cadena Showtime que nunca llegó a realizarse.

La estructura que tiene es algo ampliamente conocido a estas alturas: tres historias independientes hiladas por un marco narrativo con un presentador que le da el toque de comedia de horror y que por supuesto termina siendo más recordado que los propios cuentos. Esta película no es la excepción; a pesar de ser un trabajo muy sencillo que sufre en comparación con muchas otras cintas similares de la misma época, su mayor encanto está en su condición de reunión de auténticas luminarias del terror, todos bailando al compás de John Carpenter, quien no solo dirije dos de los tres segmentos (dejando el tercero a Tobe Hooper) sino que también interpreta al maestro de ceremonias en una morgue, una suerte de Guardián de la Cripta de saldo que sin embargo está muy bien y le da a la película gran parte de su personalidad, algo interesante porque no recuerdo muchas incursiones suyas como actor.

En cuanto a los cuentos como tal, estos no son nada del otro mundo y siguen más o menos el mismo esquema Twilight Zone/Cuentos de la cripta que para entonces era prácticamente el estándar. Aunque para mí el antecedente que vale la pena nombrar es Two Evil Eyes (1990), un trabajo muy similar hecho por George Romero y Dario Argento y que también se valía de la presencia de varios rostros conocidos del género de terror, algo que aquí está exacerbado. De hecho, si algo se puede destacar de las tres historias es el maravilloso elenco que se gastan: desde apariciones muy breves (Sam Raimi haciendo de un cadáver en un armario) hasta protagonismos inspirados como Mark Hamill en el segmento dirigido por Tobe Hooper, el más violento y perturbador de los tres pero también el más convencional.

Siendo justos, el tiempo no ha tratado tan bien a Body Bags como a muchas de sus contemporáneas pero con todo y eso tiene mucho qué salvar, sobre todo teniendo en cuenta que tanto Hooper como (en menor medida) Carpenter habían ya dejado atrás sus mejores películas como directores. Vale la pena.

Reseña: Men (2022)

Alex Garland como director lleva tres aciertos de tres conmigo, y aunque Men (2022) es probablemente su película menos accesible hasta la fecha, también es verdad que va camino a ser una de las que más he disfrutado este año. Digo menos accesible en el sentido narrativo, ya que si bien la premisa es muy sencilla y se establece rápidamente, el desarrollo se vuelve tan raro que escapa en ocasiones a lo que se considera una anécdota convencional, sobre todo por ese final body horror que se gasta en los últimos veinte minutos.

Por premisa sencilla entendemos la de una mujer que escapa tras el final traumático de una relación sentimental a pasar unos días en una cabaña de un pequeño pueblo inglés, un sitio aparentemente idílico donde prácticamente desde el principio comienza a ser acosada de distintas formas por varios de los hombres del pueblo, incluyendo un misterioso personaje que merodea por los bosques cercanos y cuya naturaleza no está del todo clara. Contar más que esto sería inútil porque los giros que va tomando la historia son bastante extraños y la película muy pronto se encarga de dejar de lado cualquier tipo de representación realista.

Esta gradual pero definitiva deriva hacia lo fantástico fue algo que me agradó mucho porque la película ya había conseguido un ambiente de tensión muy logrado en sus primeras secuencias en que la protagonista comienza a tener encuentros desagradables con los hombres locales (todos ellos interpretados por Rory Kinnear, algo a lo que ningún personaje hace mención en ningún momento), explorando las distintas vertientes del miedo de las mujeres hacia los hombres y el desequilibro de poder que se establece por la presencia de estos incluso sin que haya violencia de por medio. El hecho de que la película finalice con esos veinte minutos de horror corporal es algo que la hace siquiera más memorable y termina de establecer sus vínculos mitológicos y folklóricos de forma mucho más efectiva.

Con todo y eso no me parece que sea una película para todo el mundo ya que no todo espectador reacciona de la misma manera ante las rarezas de su argumento, y también es cierto que su lectura y subtexto es evidente hasta un punto casi paródico; en ese sentido recuerdo haber leído a alguien hace poco que comentaba que la mayor diferencia entre el terror clásico y el terror supuestamente «elevado» de A24 y similares era que el primero habla de muchas cosas mientras que el segundo construye alegorías muy obvias que solo aceptan una interpretación. Pero si bien esto no deja de ser cierto, Garland lo compensa con creces en el que para mí es uno de los estrenos del año y uno que mejora mientras más pienso en él.