Reseña: Beyond the Door (1974)

Durante la década de los setenta hubo muchas producciones que intentaron rentabilizar el éxito de El exorcista (1973), y una de las mejores o por lo menos más curiosas es la italiana Beyond the Door (1974), conocida también por muchos otros títulos como Devil Within Her o, en la lengua de su país original, Chi sei? Sea cual sea el título, la película fue rodada en inglés y producida por Ovidio G. Assonitis con su ya característico estilo mercenario, aunque en esta ocasión el resultado es muy superior de lo que cabría esperar.

El punto de partida de la trama, por cierto, poco tiene que ver con la propaganda de la religión católica que estas historias de posesiones suelen mostrar; por el contrario, aquí tenemos el caso de una mujer adulta sobreviviente de una secta que se ve acosada por un demonio a quienes intentan ayudar no solo sus seres queridos sino también un antiguo amante que está trabajando para el demonio en cuestión y a quien esta nueva misión crea una considerable crisis de conciencia. Donde sí se ven mucho las similitudes con la obra de Friedkin es con la representación de la posesión en sí, tan evidentemente calcada que la cinta hasta se ganó una querella por parte de la Warner Bros.

Pero más allá de su carácter de semi-plagio, Beyond the Door es una película fascinante en muchos sentidos y que si bien toma del éxito de Friedkin gran parte de su imaginario, no tiene miedo de buscar su propia identidad a través de una trama sobrenatural que no solo es adulta, como mencionábamos arriba, sino que incluso elude por completo el ángulo religioso ya que no hay ni un solo cura en la película. Por el contrario, el tratamiento de lo sobrenatural parece ser más inclinado hacía una visión místico-generalista de la posesión que va más allá de credos específicos y está acompañada de pasajes alucinógenos muy propios de la época en que se rodó.

Las rarezas de la cinta tienen que ver sobre todo en cuanto a decisiones estilísticas: actuaciones acartonadas, una estética ultra-setentas que envejeció peor que ninguna otra cosa y el empleo de una banda sonora a veces insólita e inapropiada. Mención aparte para la decisión de doblar las voces de los niños con actores adultos hablando como delincuentes (!!!), con unos resultados hilarantes que conseguían sacarme de la película por momentos. Todo lo demás me gustó mucho, desde el tono surrealista y semi-erótico tan común en el terror italiano de entonces hasta las divagaciones místicas de su argumento, con ese monólogo inicial y la premisa de un sirviente del Diablo enfrentando a su amo por amor. Muy recomendable.

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