Reseña: La monja 2 (2023)

Después de habérmela perdido en el cine y haberla esperado pacientemente a que estuviera disponible en alguna de las plataformas de streaming a mi alcance, finalmente conseguí ver La monja 2 (2023), la más reciente película del universo de The Conjuring y dirigida por Michael Chaves, quien ya parece haberse convertido en el cineasta más prolífico de la saga. La experiencia ha sido muy parecida a la de la primera parte con lo que esta vez recorremos territorio familiar pero también, al igual que la primera, mantiene una identidad propia que la separa del resto de sus congéneres del Warrenverso.

En esta ocasión tenemos una historia que habla del regreso del mismo demonio de la primera entrega que acosa a las chicas de un internado francés situado en un antiguo monasterio, al que es enviado el personaje de Taissa Farmiga para intentar detenerla. Es importante destacar que la historia de la posesión y la posterior intervención de la protagonista son cosas que transcurren de forma paralela durante más o menos la primera mitad de la cinta, que parece igual de interesada en hablar de la historia del joven sobreviviente de la película anterior y la relación que ha entablado con las niñas y una joven profesora del internado.

Sabiendo esto la película es en realidad muy parecida a la primera y como decíamos arriba una pieza inusual en este universo compartido: en vez de historias de terror doméstico, aquí tenemos una trama de ambientación gótica que habla de linajes secretos, antiguas maldiciones y reliquias sagradas ocultas en ruinas. En este sentido más que terror parece una película de aventuras que mezcla arqueología y misticismo con algunos componentes de miedo compensados por la figura de Taissa Farmiga haciendo de monja super-heroína, en cierto sentido muy similar a lo que hemos visto recientemente con Russell Crowe en El exorcista del Papa (2023), aunque no podemos olvidar que la primera película de La monja (2018) ya era así y esto era, de hecho, su principal seña de identidad.

Lo que sí me gustó mucho es que a diferencia de la primera entrega esta parece haberse tomado más en serio la figura de antagonista de la monja demoníaca y la emplea de forma más parecida a lo que se hacía en The Conjuring 2 (2016), es decir más como una película de terror y menos como una de monstruos, todo un acierto por mucho que la trama sea algo endeble y todo en ella, incluyendo la forma de derrotar al enemigo en un clímax apoteósico y efectista, sea tan predecible y esté cantado desde muy atrás. En fin, un trabajo en gran parte inofensivo pero divertido. Si te gustó la primera esta sin duda la disfrutarás también. Ojalá haya una tercera en la que salgan los Warren porque quiero ver cómo justifican el parecido físico de Taissa Farmiga con su hermana en la vida real.

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