Coincidiendo con el estreno de Ringu (1998) en Japón, sus productores decidieron aprovechar la popularidad de la novela de Koji Suzuki para estrenar de una vez su secuela, en una jugada de marketing poco habitual con la que esperaban explotar la fiebre por el fenómeno causado por esta historia paranormal. Rasen, o como se le conoce en Occidente, Spiral (1998), fue de hecho rodada de forma paralela a la primera parte por los mismos productores y al menos parte del mismo elenco, aunque esta vez en manos de otro director y guionista, Jôji Iida, el mismo responsable de la versión televisiva de Ring (1995) de la que hablábamos hace poco. Su guión estaba a su vez basado en la novela Spiral del propio Koji Suzuki, quien a diferencia de lo ocurrido con la primera entrega sí trabajó directamente en la producción.
El hecho de que el autor de la novela original estuviera involucrado tuvo como consecuencia que mientras la cinta de Nakata tuvo la libertad de interpretar a su manera la historia de Sadako y su maldición, esta segunda entrega es mucho más apegada a la fuente literaria, con lo que reduce considerablemente los elementos de terror para abrazar una historia de tono paranormal y pseudo-científico en la que un patólogo investiga la muerte de uno de los protagonistas de la primera parte y se encuentra de nuevo con la cinta de vídeo maldita que continúa cobrándose vidas a pesar de que se suponía que el misterio estaba resuelto.
A partir de aquí comienza una trama increíblemente confusa y enredada que no solo desanda el camino trazado por la película anterior sino que incluso se vuelve más críptica a medida que avanza el metraje, con lo que aquellos que hayan disfrutado de la historia original probablemente queden decepcionados al ver los giros tan raros que toma esta continuación y lo muy distinta que resulta de todas las demás entregas de la saga. Esto también me hizo darme cuenta de algo que ya sospechaba desde hace tiempo pero que terminé de confirmar y es que la película de Nakata resulta en muchos sentidos muy superior a la novela que adapta, y casi todo lo que me gusta de la historia de Ring y sus secuelas son cosas que provienen del cine, en concreto de la primera película.
En todo caso lo que en verdad perjudica a Spiral es precisamente la manera tan distinta en que enfoca el material a pesar de contar con el mismo equipo de producción, ya que incluso se ve mucho más barata y menos cinematográfica que la primera parte. Como curiosidad me parece que sigue siendo un trabajo interesante, pero francamente no me extraña que haya sido un fracaso en el momento de su estreno, a diferencia de la cinta de Nakata que fue todo un fenómeno. Tanto es así, que sus productores tomaron la polémica decisión de realizar una nueva segunda parte sacando a esta de su continuidad, con lo que pasó a ser la «secuela olvidada» de una de las sagas más prolíficas y famosas del terror japonés contemporáneo.