Reseña: El páramo (2021)

Primer estreno importante del año, El páramo (2021) es una producción española apadrinada por Netflix para su distribución. También es una película de terror muy sencilla tanto en premisa como en ejecución, con un elenco muy reducido y una única locación que sin embargo se aprovecha muy bien. Sus limitaciones probablemente se deban a motivos que van más allá del ángulo creativo (es, después de todo, una película producida en plena pandemia) pero si es así no se nota porque es precisamente eso lo que le da su efectividad al fin y al cabo.

Si algo le sobra quizá sea ese comentario en el pr´ólogo que sitúa la película en la España en guerra del siglo XIX, en el cual una pareja y su pequeño hijo deciden aislarse del mundo y del conflicto en una solitaria cabaña en medio de una llanura que parece infinita. Digo sobra porque la verdad es que la ambientación está muy bien y le da un carácter atemporal y casi de otro mundo que se rompe un poco si se le da un contexto concreto, pero al final es lo de menos. Lo realmente importante es lo que ocurre producto de ese aislamiento, cuando la soledad, la locura y una presencia maléfica comienzan a hacer estragos en la familia poniéndolos en peligro.

Aquí es donde probablemente comenzaron los problemas para mí ya que pese a que la idea de la que parte es muy buena y la estética recalca esa premisa en todo momento, lo que realmente pasa en la película es una historia de terror muy común que probablemente hayáis visto muchas veces. Yo mismo tuve la «suerte» de ver esta película poco tiempo después de haber visto The Wind (2018), una cinta de terror sobrenatural ambientada en el oeste americano que se parece mucho a esta tanto en su planteamiento base como en el desarrollo y los trucos que lleva a cabo. Esta incluso tira por tierra gran parte de sus aciertos una vez que abandona la ambigüedad de la que hacía gala al principio y se rinde a la recreación de una película de monstruos superficial con un acabado más preciosista de lo que estamos acostumbrados.

Con todo y eso tiene sus innegables aciertos: el elenco está muy bien incluso sin tener en cuenta que no me suelen gustar estas historias de terror rural centradas en niños, la pel´´icula se va poniendo más siniestra a medida que avanza el metraje, y como decía arriba gran parte de su efectividad reside en la maravillosa estética y el paisaje en el que se desarrolla todo, sobre todo durante el desenlace. Lástima que en todo lo demás se me hizo muy familiar y, siendo sinceros, poco aprovechado.

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