Reseña: Malasaña 32 (2020)

Una de las últimas apuestas del mainstream español en cuanto a cine de terror, Malasaña 32 (2020) fue una película de la que escuché mucha mala prensa cuando se estrenó, y en parte por eso me la perdí en aquel entonces. Finalmente pude verla y me parece que gran parte de esa mala reputación fue un tanto exagerada, ya que si bien es efectivamente una producción menor que depende en gran medida de las obras en las que se inspira y se referencia, sí que tiene innegables aciertos propios y una identidad acorde con situaciones que se han vuelto ideas recurrentes en el terror hispánico de las últimas dos décadas: el peso del pasado, la idea del fantasma como la materialización de una culpa colectiva y, en este caso en particular, la ambientación en los viejos edificios de apartamentos de las grandes ciudades, que por lo visto se han vuelto un escenario casi obligatorio desde el éxito de REC (2007) y similares.

Tal edificio es en este caso el que da título a la película (en sí mismo un juego metaficcional ya que la verdadera calle madrileña de Malasaña solo llega hasta el número 30), ambientada en los años del franquismo tardío y que gira alrededor de una familia que se muda a un apartamento demasiado barato para ser bueno. A partir todo resultará muy conocido, desde la aparición progresiva de un fantasma hasta la investigación de un terrible hecho del pasado que guarda relación con lo que está pasando y la desaparición del miembro más joven de la familia, por supuesto desembocando en un clímax de enfrentamiento con lo sobrenatural una vez agotadas las vías racionales.

Otra cosa que tiene en común con trabajos similares es que toda la historia sobrenatural se va intercalando con un drama familiar que toca a cada uno de los personajes y que por desgracia se explora poco, aunque siempre remitiendo a lo que parece ser el tema central de una dinámica social y familiar basada en la vergüenza y el señalamiento moralista al que se ven sometidos todos los personajes. Este detalle en sí es algo que se reitera mucho y que parece tener tanto peso como los elementos de terror, los cuales sí es verdad que se sienten muy artificiosos y centrados principalmente en la construcción del susto, con influencias muy claras no solo de clásicos del horror sino también de trabajos exitosos más recientes con las que ha sido comparada quizá de forma un tanto exagerada.

A pesar de todo me pareció más efectiva de lo que se le ha concedido, con alguna escenas e imágenes aterradoras y que funcionarán sobre todo con gente que de alguna manera ya guarde una fascinación con fotos antiguas de gente an´ónima, y yo en lo particular celebro la existencia de estas películas que no tienen miedo de rendirse a su lado fant´ástico de forma claramente entusiasta.

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