Reseña: #Alive (2020)

Si estás leyendo esto es muy probable que hayas visto #Alive (2020) durante el confinamiento y te hayas comentado a ti mismo lo apropiada que resulta para este momento en particular. Lo digo porque si bien es cierto que cada película de zombis que surge durante los últimos años debe tener por fuerza un gimmick que la separe de sus congéneres, el de esta cinta surcoreana de Cho Il-hyung se vale precisamente de uno que le viene perfecto para nuestros tiempos: una historia de muertos vivientes narrada desde el punto de vista de un joven que se encierra en su apartamento para sobrevivir a la pandemia, reduciendo así severamente nuestro punto de vista a únicamente aquello que él puede presenciar.

Y eso es exactamente lo que ocurre: la inmensa mayoría del metraje tenemos al personaje central de Oh Joon-woo enterándose de lo que ocurre por los medios o asomándose a su balcón, y a pesar de que llegado un momento la cinta sí que incluye a otro personaje, el punto de vista de este es también limitado a las paredes de su domicilio, lo que proporciona una perspectiva si se quiere novedosa y que está para variar muy bien aprovechada mediante la comunión de estos dos individuos y las redes sociales (de ahí el título con el hashtag y todo). El uso de la tecnología, sin embargo, no es simplemente un truco más ya que parte de la gracia de la película está en lo que ocurre cuando un personaje cuya vida depende de la interconexión constante se ve limitado cuando esta red de comunicación cae y se encuentra literalmente perdido y aislado a pesar de encontrarse en un ambiente familiar. Es una cinta con ideas muy inteligentes y que sorprendentemente son aprovechadas de forma hasta cierto punto exitosa.

Fuera de esta idea principal, eso sí, no es algo que vaya a cambiar nuestras vidas. Las escenas de violencia zombi (muy escasas al principio pero en un evidente crescendo a medida que la película transcurre) son algo que hemos visto muchas veces y casi podría jurar que con una estética y acción idénticas a las de otros éxitos de zombis coreanos como Train to Busan (2016) o la serie Kingdom, con lo que al final he llegado a concluir que esta es la forma en que los muertos vivientes son representados en el cine de este país. Por supuesto no podía faltar el elemento melodramático ya llegando hacia el final, por mucho que la película siga siendo en cierta forma un relato optimista sin el bajón que este tipo de historias suele dar la mayoría de las veces.

No esperaba nada pero la verdad es que he quedado gratamente sorprendido con #Alive, y aunque ciertamente no creo que vaya a tener un puesto privilegiado en el terreno de lo zombi sí me pareció lo suficientemente innovadora como para hacerla un poco más interesante de lo habitual, además que su premisa ha resultado ser tan apropiada que el hecho de que la hayamos terminado viendo a través de streaming encerrados en nuestras casas tiene su gracia. Ojalá nos caigan más como esta de vez en cuando.

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