Reseña: His House (2020)

En lo que se ha convertido en uno de los mejores debuts de este año, el director Remi Weekes sorprende con His House (2020), la cual ha caído de la nada en nuestras plataformas de streaming trayendo consigo una de las sorpresas de este 2020 y una película que consigue combinar el terror sobrenatural y el terror de la pobreza, logrando no sólo esquivar las lecturas fáciles sino también la que probablemente sea una de las mejores cintas de horror de este año, y una que con toda seguridad aparecerá en varias de las listas que se vayan soltando a finales de diciembre.

A nivel de anécdota, His House va sobre una pareja de refugiados sudaneses que tras pasar una terrible odisea para llegar a las costas de Reino Unido son asignados a vivir en una casa que podría estar habitada por una presencia sobrenatural. Este premisa en apariencia tan sencilla está contada sin embargo de una forma carente de efectismo y amarillismo; las penurias por las que pasa la pareja para llegar a Europa no son contadas desde el principio sino insertadas a lo largo de todo el metraje como flashbacks hilados a la historia de forma poco convencional pero muy efectiva, y ya casi desde el principio queda claro que aquello que está perturbando la paz de su refugio es algo que han traído ellos mismos consigo, un mal que les persigue debido a algo terrible de su pasado que por supuesto no será revelado hasta mucho después.

Aparte, claro está, hay un detalle si se quiere más superficial y que tiene que ver con una cosa que me gusta en este tipo de historias y es cuando la película justifica de manera eficaz el por qué los personajes no abandonan la casa embrujada, lo que aquí se traduce en una lucha entre ambos personajes principales por las distintas formas en que ambos asumen la culpa y la nueva realidad de su situación. Es una película que por supuesto contiene sustos y es explícitamente de terror (con escenas a veces realmente pavorosas) pero también es una cinta muy inteligente con un discurso muy claro y que presenta un par de personajes complejos con los que como público terminamos empatizando a pesar de que ambos tienen posiciones aparentemente irreconciliables. Asimismo el subtexto de racismo, pobreza y desarraigo cultural es algo que está presente en todo momento pero nunca de forma fácil o panfletaria sino como algo totalmente arraigado a la trama y a las posiciones contrapuestas entre cargar con una culpa que te impide avanzar y, al mismo tiempo, usurpar una vida y una identidad que no te pertenecen.

Esto último me parece algo especialmente importante porque las primeras menciones que me llegaron de esta película venían amparadas en el aura del terror «serio y socialmente comprometido» que mucha gente ha asociado a cintas éxitosas como Get Out (2017) y similares. Esto me había echado un poco para atrás pero me alegra haber desechado esa idea porque lo cierto es que estamos ante una gran película que merece sin duda una repercusión mucho mayor que la que pueda alcanzar en un servicio de streaming rodeada de los estrenos de Halloween. Échenle un vistazo en lo que puedan.

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