Reseña: Prom Night (2008)

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Tras los decepcionantes resultados de su última entrega, se pensaba que la saga de Prom Night había quedado sepultada para siempre, pero con cuatro películas en su haber y la considerable fama de su primera parte, está claro que se trata de una marca reconocible dentro del cine de terror, por lo que no creo que nadie se haya sorprendido cuando apareció esta nueva versión a finales de la década de los dosmil, cuando la fiebre por los remakes estaba en pleno apogeo. Dicho esto, esta nueva encarnación se siente como una oportunidad desperdiciada de dar nueva vida a la franquicia, tanto así que el hecho de que en estos diez años no haya tenido ninguna continuación debería por sí solo dejar claro hasta donde se dejó perder su potencial.

De entrada uno de los principales problemas que tiene es que a pesar de ser oficialmente un remake, no tiene nada que ver en realidad con la original de 1980. Es cierto que vuelve a los terrenos básicos del slasher y que, al igual que esta, tiene lugar durante un baile de graduación, pero la trama es completamente distinta, hasta el punto de que podría perfectamente haber sido vendida como una hipotética quinta entrega de la saga original, la cual siempre se caracterizó por contar historias independientes en cada una de sus encarnaciones. En esta ocasión tenemos la historia de la chica más rubia del mundo acosada por un profesor que se obsesiona con ella y mata a su familia, para luego volverlo a intentar tres años después cuando la joven, recuperándose apenas de su trauma, asiste a su baile de graduación donde el asesino acecha despachando a todo aquel que se interponga entre él y el objeto de su deseo.

Aquí es donde se aprecia mejor lo desprovechado que está el material, ya que pese a que el argumento es tremendamente oscuro y perturbador en su premisa inicial, la película pasa de puntillas por todos sus puntos escabrosos para traernos un trabajo sumamente light e inofensivo. Si bien es cierto que hay una versión «unrated» que aumenta ligeramente el de por sí escaso contenido gore, la trama sigue siendo igual de sencilla y las muertes de los personajes siguen siendo muy aburridas y convencionales teniendo en cuenta el alto body count. La figura del asesino asimismo es poco intimidante ya que desde el principio sabemos quien es y en todo momento vemos su rostro, lo que además elimina el ángulo de misterio que la original tenía como marca de identidad. Esto último me molestó sobremanera porque en todo momento estuve esperando que la película mostrase alguna revelación final o alguna información oculta o algo que tocase al menos los aspectos más oscuros de su trama que se intuyen, pero nada de eso ocurre. Es más, la protagonista pasa a ser simplemente una damisela en apuros muy alejada del arrojo y voluntad que se ha convertido en la norma de una chica final de nuestro tiempo.

En definitiva, pienso que teniendo en cuenta los modestos orígenes de la saga, Prom Night (2008) las tenía todas consigo para ser un trabajo intenso y despiadado, y sin embargo se han conformado con hacer un slasher muy ligero y superficial incluso para los estándares de un público juvenil. Esto se agrava teniendo en cuenta no sólo las posibilidades que ofrecía su muy siniestra premisa sino también considerando el hecho de que para finales de los dosmil el panorama de terror físico ya mostraba de media trabajos mucho más fuertes y explícitos incluso en su vertiente más comercial, por lo que ciertamente no hay excusa, por muy poco exigentes que nos pongamos.

 

Un comentario en «Reseña: Prom Night (2008)»

  1. La leche, ni siquiera fui consciente en su momento de la existencia de este remake. Paso bastante, como de los flojísimos remakes de La última casa a la izquierda o el de Siete mujeres atrapadas.

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